7 diciembre 2023
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La industria de la moda rápida explota el patrimonio cultural de las comunidades. ¿Cómo podemos actuar para proteger y preservar sus ricas tradiciones?
¿Te interesan los estampados, las piezas hechas a mano o la ropa étnica? Si es así, ¿te has preguntado alguna vez por las historias que hay detrás de estas creaciones únicas? Si estas marcas son éticas y valoran de verdad a sus artesanos y la artesanía, se aseguran de que el mérito y la compensación económica se den como es debido. Por desgracia, muchas marcas de moda rápida explotan este saber hacer sin reconocer a los creadores.
En COSH! apoyamos las marcas sostenibles que no sólo protegen el medio ambiente, sino que también preservan su patrimonio cultural. Este artículo explorará cómo estas marcas que abrazan sus raíces culturales también se adhieren a los principios de la moda lenta. Nuestros empresarios eco-responsables también compartirán su enfoque ético a la hora de incorporar habilidades tradicionales.
Tanto para los consumidores como para los aspirantes a empresarios, ofrecemos valiosos consejos:
La moda se inspira en diversas fuentes, como el arte, la literatura, la música y las tradiciones culturales. Todos estos elementos forman lo que llamamos patrimonio cultural.
Según la Universidad Centroeuropeael patrimonio cultural abarca los aspectos tangibles del legado de un grupo o sociedad, como los artefactos culturales y los atributos intangibles transmitidos desde el pasado. Patrimonio para la Paz lo define además como la expresión de los estilos de vida desarrollados por una comunidad, incluidas costumbres, prácticas, lugares, objetos, expresiones artísticas y valores, transmitidos de una generación a otra.
Por lo tanto, el patrimonio cultural está íntimamente ligado a las comunidades y a las personas que generan este conocimiento. Desgraciadamente, la industria de la moda rompe a menudo este vínculo y explota estos valiosos conocimientos sin el debido reconocimiento. Esta explotación hace invisibles a los colaboradores humanos y sus preocupaciones, a pesar de que puedan enfrentarse a peligros debidos a la ubicación geográfica, la situación económica, la raza y otras circunstancias.
La industria de la moda tiene un preocupante historial de apropiación de conocimientos artesanales sin reconocer ni honrar a las comunidades que originaron estas creaciones. Por ejemplo, es posible encontrar accesorios con diseños estereotipados de nativos americanos, estampados mexicanos, saris de la India y estampados malienses muy utilizados en las colecciones de moda de verano. Lamentablemente, estos estampados y técnicas artesanales suelen devaluarse y explotarse, ya sea vendiéndose a precios rebajados durante las rebajas de verano o con un sobreprecio desproporcionado por parte de las marcas de lujo.
En un caso reciente, México emprendió acciones legales contra Zara y Patowl por incorporar a sus colecciones elementos del patrimonio cultural de los pueblos indígenas. Alejandra Frausto, Secretaria de Cultura de México, subrayó que “se trata de un principio de consideración ética que, local y globalmente nos obliga a llamar la atención y debatir sobre la protección de los derechos de los pueblos indígenas históricamente invisibilizados”.
La situación con la marca Zara de Inditex y Patowl y otras marcas de moda como Isabel Marant, Mango y Carolina Herrera pone de relieve un preocupante patrón de apropiación cultural y explotación en la industria de la moda. Estas marcas han estado utilizando elementos, como estampados tradicionales para camisetas o vestidos, del patrimonio cultural de las comunidades indígenas. Desde el municipio de Oaxaca hasta el de San Juan, los pueblos mixteco y zapoteco del San Antonino Castillo Velasco no recibieron el debido crédito o reconocimiento por el origen de estos diseños.
Como señaló la Ministra de Cultura, se ha hecho caso omiso de la ética y se han pasado por alto los derechos y las luchas de estas comunidades vulnerables. Es un ejemplo flagrante de cómo la industria de la moda puede beneficiarse del trabajo de grupos marginados e indígenas sin afrontar consecuencias significativas.
En el mundo de la moda, asistimos a menudo a una tendencia preocupante en la que el patrimonio cultural o la apropiación cultural fluyen predominantemente en una dirección: del Norte global al Sur global. En esta dinámica, las empresas del Norte se apropian de los conocimientos y la experiencia tradicionales de las comunidades del Sur, mecanizan o industrializan sus creaciones y luego las venden a precios bajos o a valores desproporcionadamente altos.
Lo que antes era un hábil oficio realizado a mano se sustituye ahora por una rápida producción a máquina, lo que dificulta a los artesanos competir en este mercado. En consecuencia, estas comunidades se enfrentan a una doble pérdida: no sólo se ven privadas de la justa compensación que merecen por su duro trabajo, sino que su situación general tampoco mejora. En cambio, los beneficios generados por su patrimonio cultural van a parar predominantemente a las grandes empresas, lo que agrava aún más el desequilibrio.
Un enfoque ético implicaría devolver estos beneficios a los colectivos de artesanos y proporcionarles salarios justos por sus contribuciones, ya sea por el diseño original o por el trabajo artesanal. Por desgracia, muchas marcas de moda rápida descuidan esta responsabilidad y no compensan adecuadamente a estas comunidades por sus aportaciones culturales.
Louis Vuitton, que ofreció un keffiyeh de 750 dólares como emblema de la lucha palestina, al tiempo que afirmaba mantenerse “neutral” ante la colonización israelí. Lo mismo ocurre con Etro, que recientemente utilizó la estética de los nativos americanos navajos para su colección. Como hemos visto antes, las grandes empresas a menudo se apropian de objetos, tradiciones, música y arte para sacar provecho de estas comunidades, al tiempo que hacen caso omiso de sus respectivas problemáticas.
En la industria de la moda, la visibilidad está muy sesgada, ya que las marcas de lujo y de moda rápida realizan campañas de marketing masivas que eclipsan los esfuerzos de los artesanos y las pequeñas marcas que tratan de mostrar las tradiciones culturales. Es esencial cultivar verdaderas colaboraciones con artesanos y diseñadores de estos países para establecer un enfoque ético, dándoles el debido reconocimiento y protagonismo.
Una auténtica colaboración implica mostrar el trabajo de los artesanos y garantizar que se les reconoce y compensa adecuadamente con buenas condiciones laborales y salarios justos. Lamentablemente, las marcas de lujo y de moda rápida a menudo no ponen de relieve los retos a los que se enfrentan estas comunidades y, en su lugar, se apropian de sus símbolos culturales con fines lucrativos, haciendo caso omiso de sus verdaderas preocupaciones.
Además, las marcas de moda pueden explotar a estas comunidades precisamente porque no son ampliamente reconocidas y se enfrentan a una vulnerabilidad económica. La situación empeora a medida que estas comunidades pasan desapercibidas y son económicamente frágiles. Este fenómeno se asemeja a lo que la comunidad negra de Estados Unidos expresa con el dicho: They want our rhythm, but not our blues.”
Incorporar la artesanía o los conocimientos tradicionales a sus diseños como diseñador o marca representa un enfoque de moda lenta.
Las marcas que apuestan por la artesanía tradicional son conocidas por ofrecer piezas únicas hechas a mano. La moda lenta se basa en un enfoque local, que da prioridad a los materiales del comercio justo y a los tejidos de alta calidad.
Cuando compras en estas marcas, puedes esperar una calidad de primera porque el diseño, los materiales y los procesos de fabricación los llevan a cabo meticulosamente artesanos locales cualificados que conocen a fondo las herramientas y técnicas implicadas.
Las piezas artesanales de la moda lenta trascienden las tendencias estacionales; son atemporales y excepcionalmente duraderas gracias a la cuidadosa selección de los materiales. La moda rápida da prioridad a los materiales de bajo coste para obtener una mayor rentabilidad, mientras que la moda lenta se centra en la calidad duradera. La intención es ofrecerte artículos que resistan la prueba del tiempo, desalentando la cultura del consumo frecuente y el despilfarro.
La moda rápida explota mucho a su mano de obra, imponiéndole largas jornadas, malas condiciones de trabajo y salarios bajos. En cambio, los diseñadores o fundadores de marcas que incorporan su patrimonio cultural a su trabajo suelen tener una relación más íntima con su comunidad y sus artesanos. Dan prioridad a proporcionar salarios justos y condiciones de trabajo decentes, fomentando un ambiente de colaboración y aprecio que valora la artesanía de estos artesanos.
A diferencia de la moda rápida, estas marcas muestran las historias y prácticas de los artesanos, dándoles un rostro y un nombre en el proceso. Este enfoque permite a los artesanos vivir de su arte.
También se anima a los empresarios de la moda lenta a producir sus artículos localmente. Al hacerlo, apoyan las economías locales al tiempo que promueven la sostenibilidad y las prácticas de producción responsables.
En el movimiento de la moda lenta, la cadena de producción es intencionadamente transparente, lo que reconfigura la jerarquía tradicional entre creadores, consumidores y productores. Esta transparencia fomenta una conexión más profunda entre todas las partes implicadas y reduce la intermediación innecesaria. Como resultado, los consumidores aprecian más el valor cultural y material de los productos que compran.
El compromiso compartido de todas las partes interesadas es claro: crear un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad en su conjunto.
Las marcas de moda rápida producen diariamente un número abrumador de prendas de vestir. SHEIN crea más de 8000 prendas al día. Esta producción masiva tiene un impacto medioambiental desastroso, sobre todo cuando muchas de estas prendas se fabrican con materiales como el poliéster y se desechan, acabando en ecosistemas delicados. Muchos de estos artículos de moda rápida y baja calidad se desechan rápidamente, recorren enormes distancias desde las cajas de donaciones en Europa hasta países del Sur Global como Ghana o Uganda.
En cambio, las marcas que colaboran lentamente con los artesanos no pueden producir cantidades tan enormes debido a la naturaleza de la artesanía, en la que cada pieza se elabora meticulosamente a mano. Este respeto por el ritmo de los artesanos es una ventaja significativa para el medio ambiente, ya que minimiza la sobreproducción derrochadora y reduce la presión sobre los recursos.
Promueves activamente prácticas de producción lenta y sostenible apoyando a una pequeña marca del movimiento slow fashion.
En los últimos años, el interés de los consumidores por el proceso de producción de su ropa ha crecido considerablemente. Según McKinsey“el 67% de los consumidores considera que el uso de materiales sostenibles es un factor importante en sus decisiones de compra, y el 63% valora las marcas que promueven la sostenibilidad”. En consecuencia, muchas marcas se etiquetan rápidamente como ecorresponsables o circulares para atraer a estos consumidores concienciados.
Sin embargo, es crucial estar alerta, ya que algunas marcas pueden explotar los conocimientos tradicionales y, al mismo tiempo, afirmar que sacan a las mujeres de la pobreza o sugerir que los artesanos se empobrecerían sin su intervención. Esta práctica plantea problemas éticos y pone de relieve la importancia de verificar la autenticidad de las alegaciones de sostenibilidad de las marcas.
Aunque muchos artesanos de los países en desarrollo se enfrentan a menudo a la pobreza, no está justificado que los creadores o las marcas exploten sus conocimientos a cambio de una escasa compensación. En cambio, la marca disfruta de sustanciosos beneficios y ventajas de marketing gracias al aspecto social percibido. Las marcas con poder económico y visibilidad suelen aprovecharse de la relación desequilibrada, utilizando su privilegio aunque sean conscientes de la disparidad. Pueden intentar apaciguar su sentimiento de culpa haciendo pequeñas donaciones a ONG. Por desgracia, estas prácticas son habituales en la industria de la moda, conocidas como lavado social y salvajismo blanco.
El lavado social es una táctica utilizada por las empresas para desviar la atención de los consumidores de los efectos nocivos que pueden tener. Salvajismo blancoo “complejo del salvador blanco”, es una ideología en la que una persona blanca asume una posición de superioridad para “salvar” a una comunidad o individuo BIPOC (negro, indígena o persona de color). Estas técnicas están diseñadas para atraer a los consumidores conscientes.
En realidad, las marcas suelen enriquecerse a costa de los artesanos, que apenas pueden sobrevivir. La marca se aprovecha del saber hacer de los artesanos y utiliza materiales de alta calidad pagando salarios bajos, lo que redunda en mayores beneficios para la empresa. En lugar de colaborar con los artesanos y apoyar a las comunidades locales, la marca dicta la mayoría de los aspectos, incluidos los salarios.
Si se aspira a crear una marca basada en el saber hacer tradicional sin ninguna conexión existente con esa comunidad, es crucial investigar a fondo lo que ya existe localmente.
La plataforma COSH! está llena de marcas y boutiques que apoyan a las comunidades, su patrimonio y su entorno. Descubre a estos emprendedores y sus piezas atemporales y únicas.
Amor por el batik en Ámsterdam
Guave, la marca de moda justa con sede en Ámsterdam, siente una profunda pasión por el batik javanés, la sostenibilidad y la producción justa. Este amor por los tejidos batik javaneses se refleja maravillosamente en su impresionante colección de estampados batik. Guave se compromete a abastecerse éticamente de batiks procedentes de pequeñas empresas independientes de Indonesia.
Para conocer mejor su enfoque de la incorporación del patrimonio cultural a su marca, tuvimos la oportunidad de entrevistar a los fundadores de Guave.
¿El patrimonio cultural o la artesanía de su país le inspiraron para crear su marca? Si es así, ¿cómo?
Nacimos en los Países Bajos y tenemos raíces ancestrales, principalmente en Java, Indonesia, por parte de padre. Hace aproximadamente una década, exploramos nuestra historia familiar y los lazos históricos entre Indonesia y los Países Bajos; este viaje para comprender nuestra identidad y su significado se entrelazó de forma natural con nuestra pasión por los tejidos y la moda.
Curiosamente, el destino nos unió en la academia de arte, donde estudiamos Diseño de Moda. Nos dimos cuenta de que expresar y dar forma a nuestras identidades a través de la ropa nos afectaba profundamente, lo que nos llevó a descubrir el arte del batik. Al profundizar en este arte tradicional, el batik se convirtió en el eje central y la narrativa de nuestra marca, Guave.
¿Por qué es esencial para ti promover tu patrimonio cultural?
Para nosotros, en Guave, es de suma importancia promover el patrimonio cultural del batik como algo más que una artesanía, sino como una tradición centenaria. Este extraordinario arte fue reconocido como parte del patrimonio mundial inmaterial de la UNESCO en 2009, lo que lo convierte en una parte significativa de nuestra historia humana compartida. A lo largo de generaciones, los habitantes de Java han utilizado el batik para compartir historias y comunicarse a través de su ropa. Tiene un significado más profundo que el de una simple pieza de tela; representa historias y tradiciones transmitidas de madre a hija, hechas con amor y meticulosa atención, minuciosamente elaboradas línea a línea y punto a punto.
Nuestra marca, Guave, encarna esta esencia del batik: prendas con una narrativa cautivadora, hechas a mano con cariño y que llevan el legado de generaciones. Creemos firmemente que la verdadera artesanía va de la mano de la sostenibilidad. Crear batik requiere tiempo y dedicación, y el resultado es una pieza de arte única y valiosa. A pesar de enfrentarse a la competencia de la industria de la moda rápida, el auténtico batik hecho a mano se distingue claramente de las versiones estampadas industrialmente. Esta distinción nos permite utilizar sólo batik auténtico hecho a mano en nuestras creaciones, promoviendo esta bella artesanía e inspirando a la gente a tomar decisiones conscientes. Nuestro objetivo es fomentar el aprecio por la artesanía atemporal que ha adornado nuestro mundo durante siglos.
Al crear su marca, ¿tuvo en cuenta la posibilidad de explotación del patrimonio cultural y la artesanía por parte de las grandes empresas del Norte Global?
A lo largo de la creación de nuestra marca, hemos sido extremadamente prudentes y hemos mantenido numerosas conversaciones con personas de los sectores de la moda y el batik. Nuestros valores fundamentales giran en torno a precios justos, prácticas de trabajo éticas y total transparencia en nuestros tratos con las personas con las que colaboramos. Creemos firmemente en la importancia de celebrar y promover el arte del batik, por lo que nos abstenemos de negociar los precios fijados por los hábiles fabricantes de batik con los que trabajamos. También nos abstenemos de interferir en sus diseños, ya que reconocemos su pericia como verdaderos artistas que perfeccionan su oficio a lo largo de los años.
La transparencia ha sido un elemento clave de nuestro enfoque. Nos comunicamos abiertamente con nuestros clientes y seguidores en línea, compartiendo las cautivadoras historias que hay detrás de las creaciones batik y explicando el significado de los motivos. Pretendemos crear un sentimiento de conexión y aprecio por esta antigua artesanía. Educando a nuestro público sobre el valor de estos tejidos y tratándolos con respeto, esperamos honrar la rica herencia del batik y garantizar su legado perdurable.
¿Dispone de una declaración que describa su proyecto y su relación con su cultura?
Despacio, con color y compartiendo con nosotros el amor por el batik”.
Accesorios textiles indios intemporales y éticos de estampado en bloque
Indikon es una marca lanzada en 2021 en Bruselas por Radhika, una antigua abogada de origen indio. A través de su marca, Radhika pretende captar la esencia de dos países: la artesanía de su tierra natal y la estética de la antigua Grecia.
¿Te ha inspirado tu herencia cultural a la hora de crear su marca? En caso afirmativo, ¿por qué?
Mi objetivo es salvaguardar el patrimonio cultural como concepto esencial, no sólo en la cultura india o griega, sino en todas las culturas del mundo. Por desgracia, los patrimonios culturales se enfrentan a la amenaza de desaparecer, ya que las marcas de moda rápida los explotan y los convierten en tendencias pasajeras sin tener en cuenta la preservación de sus diversas y ricas historias.
¿Cuál es tu relación con los artesanos? ¿Cómo participan en tu marca?
A través de mi trabajo, colaboro estrechamente con artesanos para preservar y transmitir un valioso patrimonio cultural. Mi marca se centra principalmente en defender y proteger a estos artesanos, salvaguardando sus derechos y medios de vida.
Sin embargo, me di cuenta de que estos oficios eran practicados predominantemente por hombres, lo que me llevó a buscar oportunidades para trabajar activamente con mujeres y apoyarlas.
Para empoderar a las mujeres y promover la igualdad de género, colaboro con ONG femeninas dedicadas a la educación, el empoderamiento y la atención sanitaria. A través de estas asociaciones, pretendemos influir positivamente en la vida de las mujeres y contribuir a su avance en diversos aspectos de la sociedad.
En Indikon, nuestra colección presenta una gama de productos exquisitos inspirados en el patrimonio cultural. Encontrarás magníficos pañuelos inspirados en los antiguos teatros griegos, manteles individuales bellamente estampados para alegrar tu mesa y pijamas de algodón orgánico estampados a mano. Cada pieza celebra la rica historia que hay detrás, al tiempo que apoya a los hábiles artesanos y mujeres cuya dedicación da vida a estas creaciones.
Marca berlinesa de moda sostenible que combina la tradición y la artesanía peruanas con el diseño moderno.
Marisa Fuentes Prado, diseñadora de Maqu, ha fundado una marca cuyo principio rector es la sostenibilidad. Con una atención meticulosa, selecciona métodos de producción, materiales y orígenes para preservar la naturaleza y los medios de subsistencia. Las raíces de Marisa en Lima (Perú) y su formación en diseño de moda en Europa la sitúan en una posición única para tender puentes entre culturas y continentes.
En Maqu, cada material tiene una historia, ya que Marisa explora continuamente las innovaciones de la naturaleza. Con un fuerte enfoque en las prácticas ecológicas y de comercio justo, la marca combina de forma experta tradición y modernidad. Ya sean piezas individuales o pequeñas series, todos los productos se fabrican a mano en Alemania y Perú, lo que demuestra el compromiso de Maqu con la calidad y la sostenibilidad.
Preservar las tradiciones artesanales indias para una moda sostenible
Con sede en Nashik (India),JIWYA es más que una marca de moda: es un tributo al rico patrimonio y a la ética sostenible de la India. Jiwya fue fundada por dos amigas que sienten un gran amor por las tradiciones textiles y se han comprometido a proteger los antiguos oficios y técnicas.
Con una red de más de 100 artesanos calificados, JIWYA honra el diverso patrimonio cultural de la India. Cada artesano, reconocido por su maestría, contribuye al compromiso de autenticidad de la marca. Al dar prioridad a los materiales naturales y los diseños ancestrales, JIWYA garantiza que la artesanía tradicional prospere en un contexto moderno y sostenible.
Con algodón de secano y tintes vegetales, JIWYA defiende las prácticas ecológicas en cada paso. A través de la transparencia y el abastecimiento meticuloso, la marca muestra las manos expertas detrás de cada creación, celebrando las contribuciones de los artesanos a la moda ética.
En esencia, JIWYA es un testimonio del legado perdurable de la artesanía india, tejiendo tradición, sostenibilidad y estilo en cada prenda.
Combinación de modestia, diversidad y empoderamiento
Arraigada en el tapiz cultural de Berlín, ÏMAIMA es más que una marca de moda: es una celebración de la modestia, la diversidad y el empoderamiento. En el corazón de la filosofía de ÏMAIMA se encuentra la dedicación a la artesanía y al patrimonio cultural. Cada prenda cuenta una historia de meticuloso arte, con materiales cuidadosamente obtenidos en Jaipur (India). La visión de la fundadora Bahhareh va más allá de la moda y pretende dejar un legado de empoderamiento y gestión ecológica.
El viaje de ÏMAIMA comenzó con una decisión consciente de establecer una base de fabricación ética en la India, dando prioridad a salarios justos, condiciones de trabajo seguras y respeto mutuo. A pesar de su crecimiento, la marca sigue profundamente vinculada a sus artesanos, fomentando un sentido de comunidad y colaboración. La participación de Bahhareh en las operaciones cotidianas garantiza que los valores éticos de la marca se mantengan en cada etapa de la producción.
Más allá del lugar de trabajo, ÏMAIMA se compromete a apoyar el crecimiento profesional y el bienestar personal de sus artesanos, contribuyendo a la economía local y fomentando relaciones duraderas dentro de la comunidad. A través de asociaciones con ONG como UMANG en Jaipur, ÏMAIMA sigue teniendo un impacto positivo, empoderando a las mujeres como consumidoras y creadoras.
Empoderar a las mujeres a través de la moda justa
Localizada en Berlín, Jyoti Fair Works trasciende la tienda de moda tradicional, ofreciendo no sólo prendas exquisitas, sino un faro de esperanza para las mujeres de la India. Fundada por Jeanine, una apasionada estudiante de Derecho movida por el deseo del cambio social, Jyoti Fair Works es un testimonio del poder transformador de la moda ética.
Más allá de la moda, Jyoti Fair Works es una historia de empoderamiento. En asociación con tres talleres de costura de la India, conectados con ONG dirigidas por mujeres, la marca apoya directamente a 40 mujeres, proporcionándoles ingresos estables, acceso a la atención sanitaria y oportunidades de crecimiento personal y profesional. Al ofrecer salarios justos y horarios de trabajo flexibles, Jyoti Fair Works permite a estas mujeres mantener a sus familias mientras persiguen sus sueños.
Como dice acertadamente Jeanine, la fundadora: “Puede que no seamos capaces de cambiar la industria textil por sí solas, pero podemos servir de ejemplo positivo.” Con cada prenda, Jyoti Fair Works encarna la creencia de que la moda puede ser una fuerza del bien, empoderando a las mujeres e inspirando el cambio puntada a puntada.
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