19 marzo 2024
El papel de la industria de la moda en la conservación del planeta.
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¿El audaz paso de Uganda revitalizará su industria textil?
En una medida decisiva, el presidente ugandés, Yoweri Museveni, ha hecho sonar la alarma para detener la afluencia de importaciones de ropa usada. Estas han sido responsables de causar estragos sociales y medioambientales a una escala sin precedentes. Con ejemplos de colonialismo de residuos cada vez más presentes en los titulares, esta proclamación podría remodelar las relaciones comerciales internacionales definidas por la ropa de segunda mano entre el Norte Global y el Sur Global. Programada para entrar en vigor el 1 de septiembre, la innovadora directiva representa un movimiento estratégico para rejuvenecer la industria algodonera y textil de Uganda, que lleva mucho tiempo en dificultades.
El algodón, uno de los cultivos comerciales tradicionales de Uganda, introducido y fuertemente controlado por el gobierno colonial británico en 1903, ha sido un bien de exportación vital y una materia prima local. Irónicamente, su consumo local sigue siendo casi inexistente. Las naciones del África Subsahariana, incluida Uganda, exportan más del 90% de la fibra de algodón en bruto que generan. Esto significa que las cadenas de valor integrales del algodón al textil permanecen en gran medida inactivas o inexistentes en toda África. La industria de la ropa de segunda mano dicta el comportamiento de consumo, haciendo que los diseñadores y artesanos locales sean incapaces de rivalizar con los vertiginosos precios de la ropa de segunda mano. Como se afirma en el documento de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la industria textil de Uganda ha sido incapaz de prosperar junto a las montañas de ropa de segunda mano que se han convertido en una presencia omnipresente en el país.
"Las fábricas no funcionan a plena capacidad instalada debido al elevado coste de producción y a la escasa demanda de tejidos y prendas de producción local, debido a la gran competencia de importaciones más baratas y de ropa de segunda mano" United Nations on Conference and Trade (UNCTAD)
¿Transformación mediante legislación?
En el centro de esta directiva se encuentra una política fundamental titulada “Compra Uganda, construye Uganda” (“Buy Uganda, Build Uganda”), que pretende elevar la producción nacional y, en última instancia, trazar un camino hacia la autosuficiencia y la expansión.
“He declarado la guerra a la ropa de segunda mano para promover la ropa africana”, declaró Museveni. La determinación del Presidente es firme; prevé un renacimiento de las tradiciones textiles africanas con un pie firme plantado en el paisaje de la moda de Uganda. Aquí, los trabajadores locales, altamente cualificados, convierten las materias primas cultivadas localmente en textiles locales.
Sin embargo, esta decisión no está exenta de posibles controversias. Aunque el impulso hacia la autosuficiencia es digno de aplauso, Uganda se enfrenta a críticas y recelos. Quienes han construido su existencia económica en torno al enorme mercado de segunda mano ven cortadas sus vías de subsistencia. La industria ugandesa de la ropa de segunda mano emplea a más de cuatro millones de personas y aporta importantes ingresos fiscales. El pragmatismo de la sensibilidad económica y el ingenio une a muchos al mercado de la ropa usada. ¿Cómo se fusionará con éxito la visión del Presidente con las realidades de la supervivencia económica?
Además, el traslado de Uganda evoca reflexiones más amplias sobre las vías globales y complejas de la moda. El flujo continuo de prendas, que atraviesan desde el mundo occidental hasta el continente africano, pone de relieve los intrincados lazos de la globalización y el beneficio. Al mismo tiempo, proyecta la aparición de sombras ominosas a su paso. Más del 70% de la ropa donada en todo el mundo encuentra su destino final en África. La deplorable calidad de la mayor parte de la ropa de segunda mano importada también pasa a primer plano, como pone de manifiesto el informe de Greenpeace. Ilustra vívidamente la transformación de las tendencias en basura, empaquetada en numerosos fardos enviados a través de los océanos, degradándose finalmente en microplásticos dentro de los vertederos de África Oriental.
Esta intrincada interacción de economía, cultura e impacto medioambiental es el complejo tapiz que la nueva directiva de Uganda pretende desentrañar. Uganda había intentado anteriormente prohibir la importación de ropa de segunda mano, una vez en 2016 y otra en 2020. Sin embargo, la decisión se anuló finalmente debido a las posibles repercusiones de enfrentarse a sanciones estadounidenses. Esto plantea la cuestión de quién decide. ¿Puede Uganda decidir si importa fardos de ropa de segunda mano o Estados Unidos?
Museveni elogia a China por sus inversiones en África, insinuando la perspectiva de una industria textil revitalizada. El potencial de nuevas fábricas, oportunidades y empleo para una juventud predominantemente desempleada encierra la promesa de una posible revolución. Sin embargo, el debate y la preocupación definen el actual camino a seguir. Algunos sostienen que el fomento del crecimiento de la industria textil local debería seguir una trayectoria gradual, haciendo hincapié en la necesidad de nutrir y aumentar la capacidad de producción textil antes de plantearse abandonar el sector de la ropa usada.
Uganda se encuentra en la encrucijada de la tradición y el progreso, el pragmatismo económico y las aspiraciones nacionales. Una manifestación del anuncio del Presidente podría ser una gran reimaginación del tejido de la sociedad ugandesa. Podría tejer una nueva narrativa de su historia textil y algodonera, ensombrecida por la subyugación y la dependencia. El futuro dirá si esto dará lugar a un notable estudio de caso sobre cómo las medidas legislativas pueden reactivar un sector industrial nacional.
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