19 marzo 2024
El papel de la industria de la moda en la conservación del planeta.
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El último “Informe sobre la responsabilidad de la sastrería” muestra que la esclavitud moderna sigue estando de moda
El último “Informe sobre la responsabilidad de la sastrería: Tracing Apparel Supply Chains from the Uyghur Region to Europe” ofrece una visión distópica de las estructuras empresariales intencionadamente intrincadas y los terroríficos vínculos entre los mercados europeos de la moda y el trabajo forzado de uigures, refugiados norcoreanos y otras minorías en China.
Este esfuerzo conjunto en el que participan el Observatorio de los Derechos de los Uigures, el Centro Helena Kennedy para la Justicia Internacional de la Universidad Sheffield Hallam y el Centro Uigur para la Democracia y los Derechos Humanos ha puesto al descubierto que una cantidad significativa de ropa, comprometida por el trabajo forzado sistemático de los uigures, entre otras minorías vulnerables, está entrando en la Unión Europea sin ninguna limitación. A pesar de que el problema alcanzó proporciones mundiales hace cuatro años, se ha seguido actuando como de costumbre.
El informe, centrado en cuatro grandes proveedores chinos ‑Zhejiang Sunrise Garment Group, Beijing Guanghua Textile Group, Anhui Huamao Group y Xinjiang Zhongtai Group‑, revela la formación ideológica sistemática, la vigilancia, el traslado y el trabajo forzados, entre otras numerosas violaciones de los derechos humanos.
Este informe es una ventana crítica y caleidoscópica a la opresión sistemática ejercida contra uigures, kazajos, kirguises, norcoreanos y otros ciudadanos minoritarios de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang (RAUX). El uso del trabajo forzoso por parte del gobierno de la RPC no es un caso aislado de explotación. Por el contrario, las laberínticas estructuras subsidiarias y de propiedad cruzada pretenden encubrir la represión financiada por el gobierno, caracterizada por la migración forzada, el borrado cultural y la vigilancia intensiva.
El sistema de trabajo forzoso uigur funciona mediante tres mecanismos principales: traslados forzosos de mano de obra, trabajo en campos de internamiento y trabajo en prisión. La escala de estos programas es asombrosa, con millones de personas sometidas a este aparato opresivo. El enfoque de la RPC no es meramente explotador, sino culturalmente genocida. Su objetivo es desmantelar los vínculos culturales y comunitarios que definen al pueblo uigur.
Las cadenas de suministro de la Unión Europea, las grandes marcas y nuestros armarios están profundamente implicados en esta crisis de derechos humanos. Las empresas con sede en la UE, incluidas numerosas marcas de lujo como Boss, Prada, Ralph Lauren o Max Mara, y las favoritas de la calle como Zara, Massimo Dutti y Mango, están directamente vinculadas al trabajo forzado a través de sus proveedores. A pesar de las afirmaciones de diligencia debida, estas conexiones persisten. Esto se debe principalmente al entorno político y normativo de la región, que imposibilita la realización de auditorías significativas. Sin embargo, esto lo sabe todo el sector.
Hace cuatro años, se necesitaron medidas legislativas drásticas para impedir la entrada en el mercado de la UE de productos fabricados mediante trabajos forzados. EEUU ya ha aplicado eficazmente la Ley de Prevención del Trabajo Forzado Uigur. Desde que se destapó este escándalo sin precedentes, la cuestión sigue sin resolverse en la UE. Esto es inaceptable. Está claro que las marcas no están llevando a cabo una diligencia debida exhaustiva y siguen limitándose a confiar en sus proveedores. Ambas partes están obteniendo beneficios que, dicho sin rodeos, se roban a millones de trabajadores no remunerados y sometidos a condiciones de esclavitud. Mediante estructuras empresariales complejas y opacas, las empresas manufactureras chinas pueden afirmar fácilmente que sus registros muestran que “no hay contaminación procedente de la región uigur”, ya que la responsabilidad se desplaza estratégicamente.
Afortunadamente, esta situación ha catalizado los esfuerzos para acelerar una directiva fundamental sobre la diligencia de las empresas y un reglamento que prohíba el trabajo forzado. Se espera la adopción de estas leyes en las próximas semanas y meses, a pesar de los desafíos previstos por parte de poderosos grupos de presión y de algunos Estados miembros de la UE.
Las inminentes negociaciones “a tres bandas” entre la Comisión Europea, el Parlamento y el Consejo serán clave para crear y aplicar una legislación eficaz. El apoyo y la concienciación continuos son esenciales para garantizar el éxito de la aplicación de estas leyes. Por tanto, no podemos seguir apartando la vista y la conciencia ante el coste humano que supone el trabajo forzoso de los uigures en nuestra ropa.
Como líder mundial en la defensa de los derechos humanos y la sostenibilidad, la UE debe estar a la altura del desafío y garantizar que sus mercados y nuestros armarios no se conviertan en refugio de productos nacidos de la opresión y el sufrimiento. Como consumidores, podemos añadir presión creando conciencia y señalando nuestra indignación para garantizar que el problema no se esconda bajo la alfombra. El Proyecto por los Derechos Humanos de los Uigures presenta ocho medidas impactantes que las personas pueden adoptar para contribuir activamente a poner fin a la continua explotación y represión de la diáspora uigur.
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