20 octubre 2025
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El lyocell y muchas otras fibras “artificiales” (mitad naturales y mitad sintéticas) se presentan en el mercado como una solución sostenible para la industria de la moda: ofrecen un producto menos contaminante y más transpirable en comparación con las fibras sintéticas, utilizan en cierto modo “menos agua” y dan una sensación más suave que el algodón. Pero ¿es realmente un material tan milagroso? COSH! te explica las ventajas y desventajas de este material.

Alternativa suave y sostenible al algodón
El lyocell fue desarrollado por primera vez por la estadounidense Enka en 1972 y desde entonces ha ganado mucha popularidad. Y con razón. El tejido es suave y tiene un aspecto lujoso. El lyocell es también un material muy transpirable que es resistente, absorbente e hipoalergénico. Por ello, el tejido no capta los olores con facilidad, por lo que hay que lavar la ropa con menos frecuencia.
El lyocell también se mezcla bien con otros materiales, como el algodón, la seda, el rayón, el poliéster, el nailon y la lana. Se puede encontrar en ropa deportiva, vestidos elegantes y jeans.

¿Qué es el lyocell?
Todos los tejidos de origen vegetal hechos por el hombre se fabrican transformando en fibras materiales naturales continentes celulosa (residuos vegetales de bambú, abedul, algodón; troncos de árboles, cortezas, hojas, etc.). Estos materiales naturales se someten a un proceso químico, obteniendo una masa que se tamiza, se prensa y se teje en hilos que luego pueden tejerse en una tela. Estos son los tipos genéricos de viscosa.
Sin embargo, en el caso concreto del lyocell, en su producción no se utilizan productos químicos tóxicos y el 99,5% del disolvente puede reutilizarse una y otra vez.
¿EUCALIPTOS EN EUROPA Y EEUU?
Muchas fibras de lyocell se producen a partir de árboles de eucalipto. Esto introduce nuevas preguntas sobre el impacto que tienen los eucaliptos en los nuevos ecosistemas europeos. El eucalipto es originario de Australia y algunas plagas de insectos de eucalipto viajaron junto a los árboles a sus nuevos entornos. Por lo contrario, más de 50 especies de mamíferos australianos que normalmente viven en las arboledas de eucaliptos (incluyendo koalas, wallabies y pademelones), así como más de 200 especies de aves no fueron importadas junto con los eucaliptos. Por ello, los bosques de eucaliptos representan una amenaza para la biodiversidad local y un peligro de incendio. Lea más sobre esto en el siguiente artículo.
El impacto medioambiental del lyocell
Según el índice Higg, las fibras de viscosa obtienen el doble de puntuación que el algodón no orgánico en materia de sostenibilidad.
Además, el Lyocell obtiene una puntuación un 10% mejor que la viscosa normal. Sin embargo, la puntuación general en relación al “calentamiento global” tanto del lyocell como de la viscosa es en realidad más alta. Por un lado, son superiores al algodón normal porque usan menos agua. Por el otro, necesitan casi la misma cantidad de productos químicos que el algodón normal (solo un 10% menos). Esto significa que el algodón orgánico utiliza menos productos químicos que la viscosa o el lyocell.
Además, el eucalipto requiere una gran cantidad de agua del suelo (entre un 30% y un 50% más que los árboles autóctonos). Esto es contradictorio, ya que si se compara la cantidad de agua requerida, por ejemplo, por el Lyocell con la necesaria para el algodón normal, el Lyocell resulta mejor parado. El consumo de agua del árbol causa un enorme problema medioambiental que se ha desarrollado en los últimos años en España, Portugal, California y Sudáfrica.
La razón por la que se prefiere el eucalipto en la industria del papel y la moda es que crece a un ritmo mucho más rápido que los árboles autóctonos. Así, el rendimiento de una hectárea de eucalipto al año es de 1.000 euros, frente al rendimiento de los pinos, que es de 300 euros. Para poder cosechar esta cantidad de eucalipto, hay que esperar diez años, mientras que los pinos tardan 30 años. Por lo tanto, desde el punto de vista económico, este árbol es muy atractivo. En la región española de Galicia, los eucaliptos aportan el 4% del PIB y la región es muy dependiente de la producción de este material.
La llegada del eucalipto a Europa se registra en el siglo XVIII, y desde entonces se ha extendido en muchos países, principalmente en España y Portugal. Ahora, especialmente con los retos del cambio climático a los que nos enfrentamos, el eucalipto se ha convertido en un peligro mayor para muchos ecosistemas. En muchos países del mundo, se considera ahora una especie invasora que necesita detener sus áreas de cultivo o incluso reducirlas.

Los eucaliptos de plantación se cultivan en períodos de rotación de 12 años, durante los cuales el sotobosque se limpia al menos dos veces. “En un bosque de robles autóctonos se encuentran, en una hectárea de bosque, al menos 70 u 80 especies de plantas”, dice Pedro Bingre, director regional del principal grupo ecologista de Portugal. “En un bosque de eucaliptos, apenas encontrarías más de 15”.
De hecho, una de las razones por las que la plantación de eucaliptos en los siglos XVIII y XIX tuvo un gran éxito en todo el mundo fue debido a su alto consumo de agua. Esto ayudó a drenar los pantanos y a reducir la incidencia de la malaria. Pero la reducción del aprovisionamiento de agua en los pueblos provocó una gran oposición a la “eucaliptización” de Portugal. “Desde mediados de los años 70, la gente protesta”, explica Bingre.
Consecuencia 1
No hay invertebrados autóctonos capaces de descomponer la hojarasca de los eucaliptos. Por lo tanto, las hojas permanecen en el suelo, lo que provoca el empobrecimiento de nitrógeno del suelo.»
Consecuencia 2
El eucalipto crea compuestos bioquímicos que tienen un impacto negativo en el crecimiento, la supervivencia o la reproducción de otros organismos , dificultando así el establecimiento y/o el crecimiento de otras especies.»
Consecuencia 3
Los eucaliptos han impactado los bosques de robles nativos (Quercus Robur) más que los incendios forestales. Los eucaliptos tienen la capacidad de instalarse en espacios abiertos, especialmente después de un incendio, desplazando a las especies autóctonas. Además, se ha demostrado una disminución significativa del balance hídrico del suelo en comparación con la vegetación nativa, especialmente en climas secos, áridos o semiáridos. »
Los eucaliptos ocupan unas 800.000 hectáreas en Portugal. Esto representa una cuarta parte de los bosques portugueses. Los árboles se plantaron originalmente para drenar terrenos, pero tienen un efecto desagradable para el futuro.

Debido a la gran cantidad de hojas y cortezas secas que caen de los árboles al suelo (que no se descomponen), existe un gran riesgo de incendio en los bosques de eucaliptos. Las hojas contienen un aceite muy inflamable.
Después de un incendio, los árboles brotan intensamente y se realizan muchas nuevas plantaciones. Esto puede conducir a un círculo vicioso difícil de romper. Los eucaliptos favorecen el fuego y el fuego favorece a los eucaliptos frente a otras especies.
Ante el cambio climático, el eucalipto no es un buen árbol. Cuando hay más olas de calor, hay muchas posibilidades de que un árbol se incendie y el bosque arda.
Con la introducción de los eucaliptos se han introducido inadvertidamente también malas hierbas y plagas asociadas a ellos. Las especies exóticas del género Eucalyptus perturban la biodiversidad en el entorno transformado. Por tanto, todas las especies del género Eucalyptus naturalizadas en España estan incluidas en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. Por lo tanto, todas las especies del género Eucalyptus se consideran especies transformadoras del medio ambiente por el impacto que tienen en la composición y diversidad de las especies autóctonas.
En España, el 50% de los incendios forestales se producen en Galicia. Tras un gran incendio en octubre de 2017, la Xunta de Galicia frenó la expansión de los bosques de eucalipto. En su momento, el gobierno también calificó al eucalipto de acelerador del fuego.
Durante ese incendio forestal de 2017, ardieron 5.000 hectáreas de eucalipto, lo que corresponde al 44% de la superficie quemada. El 56% restante eran pinos. En Galicia hay unas 310.000 hectáreas de eucaliptos, unas 434.000 hectáreas de pinos y unas 415.000 hectáreas de frondosas caducifolias. Los eucaliptos y los pinos cubren el doble de superficie que los árboles de hoja caduca, pero queman cinco veces más.
A pesar de su impacto negativo en el medio ambiente, el lyocell es uno de los materiales más sostenibles. El tejido es biodegradable porque está hecho de materiales naturales y también es totalmente reciclable.
El peligro del Lyocell reside principalmente en la escala de su producción. Si muchas marcas de moda empiezan a utilizar este material para sustituir el poliéster y el algodón, habrá que producir mucho, se necesitarán muchos bosques y aumentarán los problemas de biodiversidad. Si se controla la cantidad, se pueden evitar las consecuencias graves.
¿Encontraste este artículo interesante? Asegúrate de leer nuestro siguiente artículo sobre Tencel, una especie de lyocell producido por la empresa Lenzing que se centra en la silvicultura sostenible.
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A Soft and more Sustainable Alternative to Cotton
First introduced by the now-defunct American fibre facility Enka in 1972, Lyocell has since become a highly popular fabric choice – and for good reason. Lyocell stands out as an exceptionally breathable material known for its soft texture and luxurious look. Its robustness, absorbency, and hypoallergenic properties make it a practical choice for everyday wear.
One of the most convenient features of Lyocell is its resistance to odours, meaning your clothes stay fresh longer and require less frequent washing.
What makes Lyocell even more versatile is its ability to blend seamlessly with various other materials, such as cotton, silk, rayon, polyester, nylon, and wool. This adaptability has seen Lyocell incorporated into a wide range of apparel, from sportswear and chic dresses to casual jeans, making it a multifaceted fabric suitable for various styles and occasions.
The production process
Lyocell is a human-made fibre derived from natural materials, specifically from the cellulose found in tree trunks, bark, and leaves. It’s predominantly made from eucalyptus wood pulp, transformed through a chemical process into a pulp that’s then spun into threads and woven into fabric.
Lyocell’s Environmental Impact
Lyocell, a common fabric in eco-friendly fashion collections, raises the question of its actual sustainability. According to the Higg Index, which regards Tencel highly (a Lyocell by Lenzing brand), viscose fibres derived from cellulose in wood pulp are twice as sustainable as cotton.
Lyocell performs about 10% better in sustainability than standard viscose, yet both have a higher ‘global warming’ impact than cotton. This could be due to Lyocell’s chemical usage, which is slightly less (10%) than regular cotton, indicating that organic cotton is more chemical-efficient.
It’s crucial to note that Lyocell’s production process is free from toxic chemicals and allows for an impressive 99.5% solvent reuse, ensuring minimal environmental contamination in Europe.
Despite these eco-friendly aspects, Lyocell’s water usage effectiveness is somewhat controversial. While it fares better than regular cotton, the eucalyptus trees used for Lyocell require significantly more water (30% to 50% more) than native trees. This high water demand has contributed to environmental challenges, especially and ironically in regions like Spain, Portugal, California, and South Africa, where eucalyptus plantations and drought are prevalent.
Originally from Australia, eucalyptus trees were introduced to Europe in the 18th century, mainly in Spain, Portugal, and the US. Initially planted to drain swamps and combat malaria, these trees have become controversial due to their high water consumption and impact on local ecosystems.
The global spread of eucalyptus trees in the 18th and 19th centuries was initially celebrated. However, this success brought unintended ecological consequences.
Since the mid-1970s, there have been protests against the extensive planting of eucalyptus in Portugal, known as “eucalyptisation,” which has led to the depletion of local water resources.
The introduction of this non-native tree has significantly impacted the environment and biodiversity. The natural inhabitants of eucalypt forests in Australia, including over 50 mammal species like koalas, wallabies, and pademelons, along with more than 200 bird species, were not translocated with the trees.
This omission has led to a loss of biodiversity in the regions where eucalyptus is now grown, exacerbated by climate change challenges. In various countries, the eucalyptus is increasingly regarded as an invasive species threatening local ecosystems, prompting calls for reducing or ceasing its cultivation.
Research from 2017 undertaken by the Ministry of Environment in Spain showed many negative consequences on Spanish ecosystems because of Eucalyptus tree expansion. We summarised the most important ones below.
The leaf litter from eucalyptus trees doesn’t decompose easily due to the lack of indigenous invertebrates that can break it down. This leads to the leaves accumulating on the ground and ultimately impoverished soil nitrogen levels.
Eucalyptus trees release biochemical compounds that can adversely affect other species’ growth, survival, or reproduction. This disrupts local biodiversity, as these compounds prevent the establishment and development of different plant species.
Eucalyptus can colonise open spaces, particularly in areas disturbed by fire, often outcompeting and displacing native tree species. In Portugal, eucalyptus is notably successful in colonising areas disturbed by fire.
The demand for Lyocell, made from eucalyptus wood pulp, might indirectly contribute to forest fires in Spain and Portugal. Eucalyptus plantations cover around 800,000 hectares in Portugal, constituting a quarter of the country’s forests.
These trees now pose significant environmental challenges, including an increased risk of forest fires due to their highly flammable nature and the vast areas they occupy.
Eucalyptus forests pose a significant fire risk due to the accumulation of non-decomposing leaves and bark containing highly flammable oil. Following a fire, eucalyptus trees vigorously resprout, and new plantings are made, creating a challenging cycle to break. Eucalyptus trees thrive in fire-disturbed environments, often at the expense of other species.
In the context of climate change, eucalyptus trees exacerbate fire risks, especially during heat waves, increasing the likelihood of forest fires.
In Spain, introducing eucalyptus trees has brought unintended ecological consequences, including the spread of weeds and pests. The species, now listed in the Spanish Catalogue of Invasive Alien Species, significantly disrupts biodiversity. Their role in forest fires further highlights eucalyptus trees’ environmental impact.
Galicia, a region in Spain, experiences about half of the country’s forest fires. Notably, after a devastating fire in October 2017, which saw 5,000 hectares of eucalyptus trees burning (44% of the total burnt area), the Galician government halted the expansion of eucalyptus forests, identifying them as fire accelerants.
This incident shed light on the extensive presence of eucalyptus and pine trees in Galicia, covering double the area of deciduous hardwoods but posing a much higher fire risk – burning at a rate five times greater. This stark contrast underscores the environmental challenges posed by eucalyptus plantations in Spain.
Eucalyptus trees offer distinct advantages, especially in the fashion industry. Their rapid growth rate makes them economically beneficial, yielding a significantly higher return per hectare than pine trees. For example, in Galicia, Spain, a hectare of eucalyptus can generate €1,000 annually, while pine trees yield only €300. This high economic value contributes notably to the region’s economy, with eucalyptus production accounting for 4% of Galicia’s GDP.
Ecologically, eucalyptus trees are low-maintenance, requiring neither irrigation nor substantial pesticide use. They thrive even on land unsuitable for agriculture, allowing for efficient land use.
Like with most things, there is no straightforward answer, and the topic is debated extensively. Despite its environmental downsides, Lyocell is considered one of the more sustainable materials due to its biodegradability and recyclability.
However, the sustainability factor is challenged by the scale of production. If the fashion industry heavily relies on Lyocell, replacing materials like polyester and cotton, it could lead to extensive forest use and heightened biodiversity issues. Therefore, controlling production volume is crucial for maintaining Lyocell’s sustainability.
For those interested in sustainable fashion, stay tuned for our upcoming article on Tencel, a sustainably produced fibre by Lyocell by Lenzing. And to keep up with the latest articles from COSH!, don’t forget to subscribe to our newsletter!
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