Ruth Meybourg es ejemplar en su práctica del upcycling. A lo largo de todo el proceso de elaboración de uno de sus accesorios únicos, Ruth y su colega intentan aplicar el upcycling y la sostenibilidad de la forma más coherente posible. Los marcos de los muebles y la tapicería que quedan tras desmontar los sofás y asientos de piel recuperada se envían a los centros de reciclaje de Berlín. Las correas y asas de los distintos modelos de bolsas se fabrican en parte a partir de viejas correas o cinturones de embalaje que se reelaboran o personalizan para un ajuste perfecto. Se utilizan forros seleccionados, en su mayoría retales de sastres y cortinas viejas, y hebillas de cinturón recicladas. Sólo las cremalleras o los remaches son de materiales vírgenes.
Como todos los sofás se transportan en bicicleta de carga, la marca tiene un enfoque hiperlocal, trabajando únicamente en los distritos berlineses de Schöneberg, Friedenau y Wilmersdorf. Con cada compra de un bolso, los clientes reciben una práctica “Pfandtasche” o bolsa de depósito de algodón para salvaguardar la piel. A quienes devuelven el bolso les espera un gesto considerado, ya que reciben unos generosos 20 euros como muestra de agradecimiento.