Fukuroshiki

Los bol­sos Fuku­roshi­ki están dise­ña­dos por Andrea Man­zano, una dise­ña­do­ra con una gran expe­rien­cia en el mun­do de la moda, capaz de dise­ñar un bol­so que favo­re­ce al esti­lo de vida actual, ver­sá­til y adaptativo.

La con­fec­ción de los bol­sos se rea­li­za de mane­ra arte­sa­nal en Espa­ña, en con­cre­to en un taller de Mála­ga. Aun­que, tam­bién rea­li­zan par­te de la con­fec­ción en Madrid, en el taller de cos­tu­ra Ellas lo Bor­dan. Un taller de cos­tu­ra con impac­to, que ofre­ce opor­tu­ni­da­des labo­ra­les a muje­res en situa­ción de vulnerabilidad.

En Fuku­roshi­ki usan cue­ro reci­cla­do para crear sus bol­sos. En los talle­res don­de se tra­ta el cue­ro se gene­ran una serie de resi­duos, entre ellos las lla­ma­das reba­ja­du­ras, que son como viru­tas de piel, y que repre­sen­tan alre­de­dor de un 20% apro­xi­ma­da­men­te de los resi­duos pro­ve­nien­tes de esta industria.

Estos resi­duos no pue­den ser reuti­li­za­dos como tal y ter­mi­nan en el ver­te­de­ro, ya sea acu­mu­la­dos o inci­ne­ra­dos, con su con­si­guien­te impac­to ambien­tal y social. Sin embar­go, sí se pue­den reci­clar y con­ver­tir en nue­vas lámi­nas de piel como hace su pro­vee­dor en eco­no­mía cir­cu­lar con varios talle­res de piel cer­ca­nos en Espa­ña, con­vir­tien­do así, un resi­duo en un mate­rial útil, dura­de­ro y de calidad. 

Gra­cias a su reci­cla­je y rege­ne­ra­ción se evi­ta el impac­to ambien­tal que supo­nen unos 2.000.000 de Kg de estos resi­duos al año. Cada Fuku­roshi­ki nos per­mi­te reci­clar en torno a 2 kg. 

La piel reci­cla­da que se obtie­ne tie­ne el mis­mo aspec­to, tac­to y olor que la piel natu­ral. Esto se debe a que, para su obten­ción, se lle­va a cabo el mis­mo pro­ce­so que se uti­li­za en las cur­ti­du­rías. Se pro­du­ce con la mis­ma maqui­na­ria y méto­dos que se uti­li­zan con la piel ori­gi­nal, con la dife­ren­cia de que el pro­vee­dor de Fuku­roshi­ki y el mate­rial cuen­tan con las cer­ti­fi­ca­cio­nes OEKO-TEX Leather Stan­dard y GRS (Glo­bal Recy­cled Stan­dard), lo que demues­tra su com­pro­mi­so con la sos­te­ni­bi­li­dad y deter­mi­na una ges­tión indus­trial res­pon­sa­ble y ecológica.

Todo el pro­ce­so de fabri­ca­ción impli­ca el uso de gran­des can­ti­da­des de agua. Por eso, la fábri­ca con la que tra­ba­ja Fuku­roshi­ki cuen­ta con ins­ta­la­cio­nes en con­ti­nua inno­va­ción y desa­rro­llo, con una pro­duc­ción en círcu­lo cerra­do, para ejer­cer el con­trol sobre los resi­duos gene­ra­dos y pro­tec­ción del medio ambien­te. Ade­más, tam­bién cuen­ta con su pro­pia plan­ta de tra­ta­mien­to de aguas, gra­cias a la cual reuti­li­zan apro­xi­ma­da­men­te el 80% del agua que utilizan.

Otro de los mate­ria­les habi­tua­les de Fuku­roshi­ki es el algo­dón orgá­ni­co pro­ce­den­te de un pro­vee­dor ale­mán con cer­ti­fi­ca­do GOTS (Glo­bal Orga­nic Tex­ti­le Stan­dard).

Los bol­sos de Fuku­roshi­ki están hechos con varios mate­ria­les, pero todos son reci­cla­bles por sepa­ra­do: cue­ro reci­cla­do, algo­dón orgá­ni­co, boto­nes de plás­ti­co reci­cla­do e inclu­si­ve los herra­jes y for­ni­tu­ras de Zamak.

De momen­to, Fuku­roshi­ki no tie­ne nin­gu­na acción de reci­cla­je imple­men­ta­da, pero han valo­ra­do la opción de crear un pro­yec­to a futu­ro. Quie­ren crear siner­gias con empre­sas de reci­cla­je de mate­ria­les, o inclu­si­ve con sus pro­vee­do­res y taller de con­fec­ción, para sepa­rar y reubi­car los mate­ria­les para su reci­cla­je cuan­do el pro­duc­to haya lle­ga­do al final de su vida útil. 

Apues­tan por el comer­cio local y de pro­xi­mi­dad. Por un lado está el taller que está situa­do en Mála­ga y en el que solo tra­ba­jan mujeres. 

Ade­más, sus pro­vee­do­res son de Ali­can­te, Biz­kaia y Madrid. Fue­ra de Espa­ña tra­ba­jan con una empre­sa ale­ma­na de telas sostenibles. 

Fuku­roshi­ki uti­li­za cue­ro reci­cla­do pro­ce­den­te de resi­duos de piel vacu­na que no pue­den ser reuti­li­za­dos como tal y ter­mi­nan en el ver­te­de­ro. Sin embar­go, sí se pue­den reci­clar y con­ver­tir en nue­vas lámi­nas de piel, y de ese modo evi­tar más resi­duos en nues­tros ver­te­de­ros y con­tri­buir a la mer­ma de dicho impac­to ambiental. 

Pese a que el ori­gen es ani­mal, en Fuku­roshi­ki quie­ren resal­tar que sur­ge de resi­duos de la indus­tria del cue­ro, y para ello, cuen­tan con el cer­ti­fi­ca­do GRS (Glo­bal Recy­cled Stan­dard), que ase­gu­ra que se tra­ta de un residuo.

Fuku­roshi­ki ofre­ce una garan­tía de 10 años. Dar esta garan­tía es sinó­ni­mo de que están muy segu­ros de la cali­dad de sus productos. 

Ade­más, son unos bol­sos úni­cos, ver­sá­ti­les y de lujo. Se adap­tan a todas las per­so­nas y cada bol­so cuen­ta con sie­te fun­cio­na­li­da­des de uso, cada una dife­ren­te, pen­sa­do para que pue­das adap­tar­lo y usar­lo para dife­ren­tes oca­sio­nes del día a día. 

Sin duda algu­na un bol­so ver­sá­til que te acom­pa­ña­rá a todas partes.

En Fuku­roshi­ki son trans­pa­ren­tes con sus clien­tes, les gus­ta que les vean y por eso tie­nen un apar­ta­do lla­ma­do ​“Trans­pa­ren­cia” en su web. Allí publi­can infor­ma­ción sobre su pro­ce­so de crea­ción del pro­duc­to, los mate­ria­les que uti­li­zan y sus cer­ti­fi­ca­dos de sostenibilidad.

Ade­más, el equi­po de sos­te­ni­bi­li­dad de COSH! ha podi­do hablar con los fun­da­do­res de la mar­ca y ase­gu­ran que Fuku­roshi­ki es una mar­ca muy trans­pa­ren­te en cuan­to a su tra­za­bi­li­dad. Nos han apor­ta­do infor­ma­ción sobre dón­de con­fec­cio­nan sus pro­duc­tos, nom­bres de sus pro­vee­do­res e inclu­so nos han mos­tra­do sus cer­ti­fi­ca­dos.

¡Fuku­roshi­ki es una mar­ca muy transparente!