Remesalt

Fran­cis­co es el alma y la ima­gen de la mar­ca REME­SALT. Es el dise­ña­dor y el crea­dor con un gran talen­to. Pro­du­ce local­men­te, la mayo­ría de las veces en su taller de Ber­lín, con la ayu­da de cos­tu­re­ras loca­les. La estric­ta legis­la­ción ale­ma­na sobre éti­ca labo­ral garan­ti­za unas con­di­cio­nes de tra­ba­jo jus­tas y un sala­rio digno. Las líneas más peque­ñas de una sola talla son con­fec­cio­na­das por cos­tu­re­ras de Stet­tin (Polo­nia). Aun­que man­tie­ne con­tac­to cer­cano con esas ins­ta­la­cio­nes, no men­cio­na nin­gu­na cer­ti­fi­ca­ción social espe­cí­fi­ca. Sin embar­go, la pro­duc­ción local le per­mi­te rea­li­zar visi­tas con regularidad.

Las crea­cio­nes para REME­SALT son de tela de sar­ga, teji­dos jac­quards y jer­séis de fibras como vis­co­sa, algo­dón, poliés­ter, TEN­CEL™ y una peque­ña can­ti­dad de lana reci­cla­da pro­ce­den­te de Ita­lia. La mayo­ría de los teji­dos no están cer­ti­fi­ca­dos o están cer­ti­fi­ca­dos sin nin­gu­na espe­ci­fi­ca­ción. Fran­cis­co se abas­te­ce a tra­vés de pro­vee­do­res mayo­ris­tas de los Paí­ses Bajos, lo que hace difí­cil hacer un segui­mien­to del ori­gen de la mate­ria pri­ma y cal­cu­lar las emi­sio­nes a lo lar­go de la cade­na de sumi­nis­tro. Afir­ma que el teji­do bro­ca­do es uno de sus mate­ria­les favo­ri­tos, y lo com­pra a un fabri­can­te OEKO TEX 100 fran­cés que sólo pro­du­ce bajo pedi­do para evi­tar la sobre­pro­duc­ción. Aun­que la mayo­ría de los mate­ria­les de sus dise­ños son con­ven­cio­na­les y no cer­ti­fi­ca­dos, más del 50% son mono­ma­te­ria­les reci­cla­bles, lo que mini­mi­za con­si­de­ra­ble­men­te su impac­to ambien­tal. Como Fran­cis­co sólo com­pra peque­ñas can­ti­da­des de mate­ria­les de alta cali­dad, pue­de garan­ti­zar que no se des­per­di­cia nin­gún recur­so.

Debi­do a la difi­cul­tad de los mate­ria­les, es difí­cil eva­luar los pro­duc­tos quí­mi­cos uti­li­za­dos o libe­ra­dos en el medio ambien­te. Como todo se com­pra a dis­tri­bui­do­res euro­peos, supo­ne­mos que los teji­dos cum­plen la nor­ma­ti­va euro­pea REACH.

Fran­cis­co tra­ba­ja con un socio de impre­sión cer­ti­fi­ca­do por OEKO TEX. Los mate­ria­les se impri­men digi­tal­men­te, lo que mini­mi­za el volu­men de agua y tin­ta uti­li­za­dos.

El emba­la­je para el comer­cio elec­tró­ni­co y la cade­na de sumi­nis­tro es de car­tón.

La ropa de REME­SALT está com­pues­ta por más de un 50% de mono­ma­te­rial, lo que la con­vier­te en par­cial­men­te reci­cla­ble. Fran­cis­co con­si­gue redu­cir los resi­duos donan­do todos sus reta­les de tela a la artis­ta Muriel Gallar­do Weins­tein, que los con­vier­te en impre­sio­nan­tes obras de arte.

REME­SALT está dise­ña­do y pro­du­ci­do prin­ci­pal­men­te por Fran­cis­co en Ber­lín, con un peque­ño núme­ro de pie­zas fabri­ca­das en Stet­tin (Polo­nia), a dos horas de dis­tan­cia. Esto garan­ti­za una cade­na de pro­duc­ción muy cor­ta. Como no se pue­de ras­trear el ori­gen de las mate­rias pri­mas, es difí­cil veri­fi­car la lon­gi­tud de toda la cade­na de sumi­nis­tro. La pro­duc­ción local impli­ca bajas emi­sio­nes de trans­por­te sin tener en cuen­ta el trans­por­te de mate­ria­les más ade­lan­te en la cade­na de suministro.

Un por­cen­ta­je muy peque­ño de los pro­duc­tos REME­SALT está fabri­ca­do con lana ita­lia­na reci­cla­da. La lana de ove­ja reci­cla­da no está direc­ta­men­te rela­cio­na­da con nin­gún daño ani­mal. Es natu­ral y dura­de­ra y pue­de per­ma­ne­cer en cir­cu­la­ción duran­te un perio­do rela­ti­va­men­te lar­go, lo que redu­ce su hue­lla medioambiental.

La mar­ca sólo uti­li­za mate­ria­les de alta cali­dad y dura­de­ros. Los dise­ños son atem­po­ra­les, exce­len­tes y dura­de­ros. Fran­cis­co ofre­ce peque­ñas repa­ra­cio­nes de for­ma gra­tui­ta y rea­li­za arre­glos o repa­ra­cio­nes más com­ple­jas en su taller de Ber­lín, a cam­bio de una tari­fa. Este ser­vi­cio per­mi­te alar­gar la vida útil de cada prenda.

Fran­cis­co es un peque­ño dise­ña­dor con un esti­lo ama­ble y per­so­nal que cen­tra su aten­ción en sus crea­cio­nes y en el impac­to local. Su sitio web no con­tie­ne mucha infor­ma­ción, pero en nues­tra visi­ta a su taller nos faci­li­tó infor­ma­ción sobre sus proveedores.