Ragwear

Para pro­du­cir sus colec­cio­nes, Rag­wear tra­ba­ja con un pro­duc­tor esta­ble­ci­do en Shan­dong (Chi­na). La mar­ca tra­ba­ja con este pro­duc­tor des­de hace más de 15 años y por eso está en estre­cho con­tac­to con él.

Rag­wear cuen­ta con la cer­ti­fi­ca­ción Glo­bal Orga­nic Tex­ti­le Stan­dard (GOTS) para gran par­te de su colec­ción. Este cer­ti­fi­ca­do revi­sa el pro­ce­so de pro­duc­ción del algo­dón orgá­ni­co. Tam­bién revi­sa las con­di­cio­nes labo­ra­les y la segu­ri­dad del lugar de tra­ba­jo. Así que pue­des estar segu­ro de que todas las pren­das hechas con algo­dón orgá­ni­co se fabri­can en con­di­cio­nes éti­cas.

Como ya se ha men­cio­na­do, Rag­wear cuen­ta con la cer­ti­fi­ca­ción GOTS. Esto sig­ni­fi­ca que se con­tro­la el pro­ce­so de pro­duc­ción del algo­dón orgá­ni­co. No se per­mi­te el uso de pro­duc­tos quí­mi­cos, se uti­li­za menos agua de rie­go en el cul­ti­vo y el algo­dón se cose­cha a mano. Esto garan­ti­za que el mate­rial ten­ga un impac­to mucho menor en el medio ambien­te.

Rag­wear tam­bién uti­li­za otros mate­ria­les sos­te­ni­bles en sus colec­cio­nes, como el lyo­cell, la vis­co­sa de bam­bú, el lino y el cáña­mo. El lino y el cáña­mo son natu­ra­les y requie­ren menos pro­duc­tos quí­mi­cos. El lyo­cell y la vis­co­sa de bam­bú tam­bién son alter­na­ti­vas sos­te­ni­bles al algo­dón con­ven­cio­nal, aun­que aquí hay algu­nas reser­vas. El lyo­cell es una de las cau­sas de los incen­dios fores­ta­les en Espa­ña y Por­tu­gal. En el caso de la vis­co­sa de bam­bú, en cam­bio, pue­den libe­rar­se sus­tan­cias quí­mi­cas duran­te el pro­ce­so de producción.

Por últi­mo, Rag­wear tam­bién uti­li­za mate­ria­les sin­té­ti­cos. Entre los mate­ria­les uti­li­za­dos en la colec­ción están el poliés­ter, el poliés­ter reci­cla­do, el elas­tano y el poli­acrí­li­co. Estos mate­ria­les se fabri­can a par­tir del petró­leo, en un pro­ce­so que requie­re muchos pro­duc­tos quí­mi­cos. Inclu­so en el pro­ce­so de reci­cla­do del poliés­ter se uti­li­zan muchos pro­duc­tos quí­mi­cos nocivos. 

En la colec­ción Rema­ke, Rag­wear uti­li­za prin­ci­pal­men­te mate­ria­les reci­cla­dos. La colec­ción está fabri­ca­da con un 90% de mate­ria­les reci­cla­dos con la eti­que­ta GRS (Glo­bal Recy­cling Stan­dard). Para ello se uti­li­za sobre todo poliés­ter reci­cla­do, pero tam­bién hay pren­das de algo­dón reciclado.

Como Rag­wear sue­le uti­li­zar mono­ma­te­ria­les en sus pren­das, éstas son más fáci­les de reci­clar des­pués de su uso. Mono­ma­te­ria­les sig­ni­fi­ca que sólo se uti­li­za un mate­rial en una pren­da, por ejem­plo 100% poliés­ter o 100% algodón.

Como las colec­cio­nes de Rag­wear se pro­du­cen en Chi­na, la mar­ca no tie­ne una cade­na de pro­duc­ción cor­ta. Las pren­das tie­nen que reco­rrer un lar­go camino para ven­der­se en Europa.

Rag­wear es una mar­ca de ropa de calle total­men­te vega­na. La mar­ca cuen­ta inclu­so con la ​“apro­ba­ción vega­na” de PETA (“Peo­ple for the Ethi­cal Treat­ment of Ani­mals”, Per­so­nas por el Tra­to Éti­co de los Animales). 

Para ser aún más res­pe­tuo­sos con los ani­ma­les, Rag­wear apo­ya a Hof Buten­land. Se tra­ta de una orga­ni­za­ción que res­ca­ta ani­ma­les de gran­ja del mata­de­ro y les pro­por­cio­na un entorno de vida cari­ño­so y seguro.

Rag­wear dise­ña ropa moder­na, a menu­do bási­cos fáci­les de com­bi­nar. La mar­ca tie­ne varias colec­cio­nes con dise­ños para hom­bre, mujer y niño. Entre ellas figu­ran la colec­ción Orga­nic, con pren­das de algo­dón orgá­ni­co, la colec­ción Rema­ke, con­fec­cio­na­da con mate­ria­les reci­cla­dos, y una colec­ción infantil. 

Rag­wear tam­bién tie­ne la colec­ción Crys­tal. Se tra­ta de pren­das que incor­po­ran cris­ta­les espe­cí­fi­cos. Estos cris­ta­les tie­nen efec­tos posi­ti­vos y se cosen en la ropa en luga­res espe­cí­fi­cos, como el cue­llo de una camiseta.

En tér­mi­nos de trans­pa­ren­cia, Rag­wear toda­vía tie­ne algu­nos pun­tos de tra­ba­jo. Indi­can el país don­de tie­ne lugar la pro­duc­ción, pero no el pro­duc­tor. Esto difi­cul­ta hacer­se una idea com­ple­ta de has­ta qué pun­to la colec­ción es éti­ca.