Como sugiere el nombre Helemaal Shea (“helemaal” significa “completamente” en neerlandés), la manteca de karité orgánica desempeña el papel principal en los productos de la marca. Esta manteca de karité no está refinada y tiene una fragancia y un color característicos. Además, tiene un efecto suavizante e hidratante único, estupendo para la piel seca. La manteca de karité de Helemaal Shea también tiene un impacto mínimo en el medio ambiente, ya que las nueces utilizadas para fabricar la manteca proceden de una zona sin actividad humana, lo que significa que la naturaleza y el árbol del karité no resultan dañados ni contaminados.
Los jabones capilares y las pastillas de champú sólo contienen ingredientes que el cabello necesita, por lo que l
a marca evita los sulfatos (sin SLS), el gluten, el aceite de palma (aunque no poseen un certificado que lo garantice), los parabenos, las siliconas, los ftalatos, los tintes sintéticos, los microplásticos, los conservantes y los perfumes. Los productos sólo contienen ingredientes naturales, como aceites vegetales puros y aceites esenciales para crear un agradable aroma. ¡Buenas noticias para tu salud y el medio ambiente!
Los jabones de karité Helemaal son
biodegradables y, según el producto, contienen varios ingredientes naturales y/o ecológicos (distinguibles por el * en la lista de ingredientes). Por ejemplo, la manteca de karité está certificada como ecológica por Skal y el aceite de coco, entre otros, también es ecológico. Otros ingredientes que encontrarás en los productos son aceite de almendras, manzanilla, romero, aceite de cáñamo, aceite de argán, aceite de jojoba, arcilla y aloe vera.
Sus jabones naturales
son jabones procesados en frío. ¿Qué significa esto? Los aceites y mantecas vegetales se mezclan primero con lejía y pasan juntos por un proceso de saponificación, sin dejar finalmente lejía. Durante el proceso se crea glicerina de forma natural. Después, al cabo de
24 horas, los jabones se cortan en barras y se dejan secar y endurecer durante otras
4 –
6 semanas. El proceso en frío requiere menos
CO2 y garantiza que los aceites conserven bien sus cualidades. Sólo los champús (es decir, no los jabones para el cabello) se fabrican mediante un proceso diferente; éstos se comprimen.